lunes, 2 de agosto de 2010

Editorial de EL TIEMPO: INTELIGENCIA Y ESTRATEGIA

Estimados Amigas y Amigos:
El TIEMPO, ha publicado en el día de hoy, el Editorial titulado: INTELIGENCIA Y ESTRATEGIA, para rendir un reconocimiento y homenaje al General FREDDY PADILLA DE LEON, quien se retira con la satisfacción de haberle cumplido a su Patria. A él, su Señora e hijos, nuestras sinceras felicitaciones desde esta esquina cívica de Cartagena de Indias.
INTELIGENCIA Y ESTRATEGIA
La semana pasada quedó definida la nueva cúpula castrense con la que el presidente electo, Juan Manuel Santos, comenzará su mandato. Esto implica el retiro, a partir del próximo 7 de agosto, de la primera línea de mando de las Fuerzas Militares y, dentro de ella, de un general de cuatro soles: Freddy Padilla de León, su comandante saliente.

Culmina el general Padilla una exitosa carrera de más de 40 años en un punto muy alto. Bajo su responsabilidad de máxima cabeza de las Fuerzas Militares, desde el 2006 se dieron algunos de los más contundentes golpes contra las Farc, como las operaciones 'Fénix', 'Jaque' y 'Camaleón'. En estos cuatro años, fortaleció los componentes de inteligencia militar y de estrategia en los planes antiguerrilleros, así como los comandos conjuntos. La preponderancia que adquirieron se reflejó, entre otros logros, en esta seguidilla de acciones exitosas y espectaculares que le dieron la vuelta al mundo.

Primero como jefe del Estado Mayor Conjunto y después como comandante de las Fuerzas Militares, el general Padilla ha sido un protagonista de primera línea en el despliegue y consolidación, a lo largo de ocho años, de la política de seguridad democrática. Su nombre estuvo ligado desde la cúpula a los cambios operativos, estratégicos y de actitud que caracterizaron la reciente transformación militar. Por eso, el gobierno del presidente Uribe le ha expresado públicamente su gratitud en estos momentos de su retiro del servicio activo. De hecho, el Primer Mandatario ya le ofreció en días pasados la embajada de Colombia ante las
Naciones Unidas.

La comandancia de Padilla estuvo asimismo sacudida por el destape de las ejecuciones extrajudiciales de jóvenes pobres por parte de militares a cambio de incentivos, los llamados 'falsos positivos'. En esos momentos, el general evitó el camino de la solidaridad de cuerpo para reforzar su compromiso con una política de derechos humanos dentro de la institución castrense.
En varias ocasiones, no solo rechazó públicamente estos delitos atroces, sino que encabezó la reacción institucional y la purga interna contra esas prácticas inaceptables.

Al dejar las Fuerzas Militares, el general Padilla de León concluye una gestión llena de importantes resultados operacionales contra la guerrilla. A los nuevos comandantes, liderados por el almirante Édgar Cely, les queda el gran reto de mantener la inyección de inteligencia, estrategia y contundencia que Padilla convirtió en su sello personal al frente de los militares colombianos.

editorial@eltiempo.com.co

COLUMNISTA INVITADO

Con motivo del sensible fallecimiento del Doctor YAMIL BAJAIRE, hemos escogido la columna del Doctor CARLOS VILLALBA BUSTILLO, publicada en EL UNIVERSAL, la cual recoge el pensamiento de la FUNDACION CLUB CIVICO, en relación con este ilustre hombre de familia y ciencia, capaz de haber llegado a todas las gentes de Cartagena. El Doctor BAJAIRE, siempre será un hombre CÍVICO en toda la extensión de la palabra, verdadero ejémplo para las generaciones futuras.

Le hacemos llegar desde este espacio, a su Señora Esposa, sus hijos y nietos, nuestras sinceras expresiones de condolencias.


MALECÓN


Yamil Bajaire

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

Cuando en una comunidad como la nuestra muere un hombre de las calidades de Yamil Bajaire se siente enseguida un gran vacío. Yamil fue un profesional idóneo y probo que hizo escuela en el campo de la parasitología, y un profesor meritorio de tres generaciones de médicos que lo recuerdan con gratitud y respeto por sus enseñanzas y su ejemplo.


Su legado en ambas disciplinas se prolonga en cuatro de sus ocho hijos y en los servicios de dos laboratorios que día tras día asisten a muchos cartageneros necesitados.

Bajaire fue un hombre orgulloso de su claustro, la Universidad de Cartagena, en el que se formó, y un difusor generoso de la ciencia de sus maestros. No se cansaba de ponderarlos y poner por encima de sus dobleces y defectos lo que daban de sí en los consultorios y en la cátedra. Al juzgarlos olvidaba el rigor de ellos en las clases y en las pruebas académicas (época de indecibles exigencias al estudiantado), o el apasionamiento con que reñían al competir en el entonces cómodo mercado laboral de la ciudad.
Mucho más acá de sus profesores en el tiempo, destacó como una manifestación de superioridad de nuestra gente y nuestra región el tratado de Parasitología que escribió Alfonso Bonilla Naar, uno de sus contemporáneos, más conocido después como cirujano y como poeta, en momentos en que en las facultades de medicina de América Latina circulaban los libros o las conferencias de parasitólogos norteamericanos o europeos mimados por las editoriales científicas de Argentina, México y Chile.

Sin invadir la jurisdicción de los médicos que remitían a su laboratorio el análisis de la sangre, la orina o las heces de sus pacientes, Bajaire no economizó consejos para éstos si le planteaban alguna preocupación sobre los resultados que él suscribía después de su tarea microscópica. Lo hacía sin egoísmos y con sobrada sensibilidad, pensando ante todo en las expectativas y angustias del enfermo. Al final, no faltaba la precavida salvedad: “Tu especialista dirá la última palabra”. Si el caso era de cuidado, llamaba al colega para abundar en detalles sobre el estado real de la patología advertida.
Impresionaba mucho a sus pacientes –fui testigo de varios casos– la sencillez con que Yamil les describía situaciones tan complejas sobre problemas morfológicos, genéticos y bioquímicos generados por las bacterias, sin omitir el lenguaje común y corriente, haciendo gala de la pedagogía que tanto utilizó con sus discípulos en el departamento que dirigió en la facultad de Medicina por más de una década, y suavizando, en lo posible, el mensaje de dolor de un mal grave o incurable.

A su señorío no le faltó nada de lo privativo de su raza y sus ancestros. En su personalidad brillaron las virtudes milenarias del solar y la estirpe paternos y la discreta tenacidad de la orientación materna. No era raro sorprenderlo incubando inquietudes y proyectando sueños a los 85 años, con el optimismo de un adolescente y los bríos de un realizador. Me conmovió, por eso, escucharlo, doblegado por los traumas de la caída, con la voz ahogada y la respiración fatigosa, diciendo que su lenta agonía anunciaba ya el final de los latidos.

Bajaire rindió su jornada honrando la nobleza humana.

*Columnista y profesor universitario

carvibus@yahoo.es