miércoles, 28 de octubre de 2009

COLUMNISTA INVITADA

Estimados Amigos y Amigas:


En reciente publicación del Diario EL TIEMPO, se publicó la Columna de Opinión de la periodista SALUD HERNANDEZ, bajo el título de "JUGAR A DIOSES." Por lo importante del tema, amerita que sea analizado por todos nosotros, ya que tiene gran repercusión sobre nuestra sociedad y, en especial, por las decisiones adoptadas por la Corte Constitucional.


Esperamos sus comentarios a nuestro Blog.





JUGAR A DIOSES

Por: Salud Hernández-Mora


Será todo un ejercicio de malabarismo educativo. Los profesores tendrán que explicar a sus alumnos las razones por las cuales los niños con síndrome de Down, que son sus compañeros de salón, no fueron abortados a tiempo.


Por un lado, el Ministerio pretende integrarlos a la sociedad, pero, como la Corte Constitucional acaba de ordenar dar clases de aborto en los tres supuestos que marca la ley, estarán obligados a enseñarles que las niñas que queden embarazadas podrán aniquilar los fetos que tengan esa malformación. ¿Por qué?, podrán preguntar los pequeños. Pues porque ahora queremos gente que nazca sin discapacidad, les contestarán.



Algún niño quizá insista y quiera conocer qué pasará con los que adquieran alguna terrible enfermedad en el camino, tipo Stephen Hawkins. ¿Tienen aún el derecho de deshacerse de ellos o ya lo perdieron porque no abortaron cuando podían? Claro que si luego te sale un genio como el citado físico, no importa tanto darlos a luz, pensarán unos niños. ¿Qué hacer, entonces?



La mente de los escolares podrá continuar argumentando que como aún no conocemos a nadie con parálisis cerebral que haya atesorado la admiración universal de Hawkins, ellos sí son material desechable. Es decir, a partir de las estupendas clases sobre el derecho a interrumpir el embarazo en caso de malformación del feto, los niños con serias limitaciones físicas o psíquicas adquirirán una categoría especial en los salones: abortos fallidos.



Es una desgracia que el Procurador se haya metido en la pelea, porque polarizará un debate de interés social que nada tiene que ver ni con la reelección, ni con la guerra que libra Ordóñez con las altas Cortes y menos aún con que si es ultraconservador.



Enseñar aborto en los colegios es una cuestión que afecta a las familias y al modelo de sociedad que queremos. Que un puñado de magistrados se hayan erigido en legisladores y en gobierno, pasándose por la faja el mínimo consenso que debe existir en normas polémicas que afectan principios fundamentales, supone un abuso de autoridad.



Para los colegios que no estén de acuerdo será legítimo desobedecer la orden y si son católicos, con más razón. Nadie los puede obligar a impartir clases contrarias a sus creencias. La Corte Constitucional cruzó las fronteras judiciales, porque les pidieron resolver el caso de una mujer madura, que no pudo abortar al apelar jueces y médicos a la objeción de conciencia, y acabaron ordenando una campaña masiva que fomentará el aborto y enviará mensajes equívocos a los menores de edad.


Con su sentencia, además, los magistrados violan el derecho de los padres a elegir el tipo de educación de sus hijos. Si escogen un colegio religioso, buscan una formación integral que abarque cuestiones morales. Y entre ellas no entra, desde luego, el derecho al aborto como una materia más. En caso de abordar esa cuestión, esos centros lo hacen desde un punto de vista que va en contravía de la orden judicial, porque en su lenguaje no mencionan la palabra derecho, sino atentado contra la vida. Pero, incluso, muchos papás que los mandan a centros laicos, seguro que no les parecerá edificante que les muestren a sus retoños que abortar es una posibilidad más de planificación.


Porque no hay que llamarse a engaño. En un país donde el embarazo de adolescentes es un problema de enormes magnitudes, que responde más a una cultura machista que a falta de condones, difundir el derecho al aborto, así sea con todos los matices del caso, terminará siendo recibido como un método extremo de control. También les quedará el concepto de que el ser que nacerá no es humano sino un despojo, a veces imperfecto, y, por ende, susceptible de ser eliminado. Y que los actos irresponsables no tienen consecuencias. O que es legítimo jugar a dioses. Serán los rectores y los profesores, pues, los que ahora apelarán a la objeción de conciencia.


martes, 27 de octubre de 2009

COLUMNISTA INVITADA


Tomado de EL UNIVERSAL - 25 de Octubre de 2009.


Señales ciudadanas


ALICIA BOZZI MARTÍNEZ Dom, 10/25/2009 - 01:05 — maguilera

En septiembre los proyectos “Cómo Vamos” de Cartagena, Bogotá, Medellín y Cali presentaron los resultados de sus Encuestas de Percepción 2009, aplicadas por Ipsos-Napoleón Franco para recoger la opinión que tienen los ciudadanos de su calidad de vida y de la gestión de los gobiernos locales.


El uso de datos de percepción para evaluar ciudades sigue ganando terreno. Precisamente, el pasado 29 de septiembre en un taller del BID en Argentina, se lanzó una propuesta para medir calidad de vida que, al igual que los “Cómo Vamos”, combina percepción ciudadana con indicadores técnicos. Esto refuerza la utilidad del instrumento.


¿Qué dicen los ciudadanos de Bogotá, Cali, Medellín y Cartagena sobre su calidad de vida?


Al indagar por el nivel de optimismo frente a la ciudad y frente a la situación económica familiar, en todas las ciudades se registran resultados inferiores a los del año pasado, ligado este descenso posiblemente a un contexto general de incertidumbre económica que toca lo local.


En todas las ciudades disminuye la proporción de personas que se consideran así mismas pobres, pero paradójicamente en Cartagena y Medellín aumentan las que afirman dejar de comer por falta de dinero; 3 de cada 10 hogares cartageneros afirman tener esta carencia. Es una primera señal de alerta.


En relación con los temas que más requieren atención gubernamental, el empleo es de lejos la prioridad ciudadana; en Medellín y Cartagena 8 de cada 10 hogares lo priorizan.


Segunda señal.Desde el 2005 se mantiene alta la satisfacción con la educación escolar de niños y jóvenes en Cartagena, y así ocurre en las demás ciudades. (Esto contrasta con resultados bajos en indicadores técnicos de calidad educativa).


También es pareja la calificación ciudadana a los servicios de salud con 3.5/5.0 en promedio. Es común además la percepción de que han aumentado los tiempos de atención en hospitales y clínicas, sobre todo entre los cartageneros.


Tercera señal.A nivel de seguridad en la ciudad, baja en las cuatro ciudades la proporción de personas que afirman sentirse seguras.


A nivel de barrios ocurre lo mismo, salvo por Cartagena en donde se percibe mejoría. Los problemas de seguridad en general se relacionan con atracos, drogas y pandillas. Para enfrentarlos, los ciudadanos reclaman más policías y mayor capacidad de respuesta de las autoridades. Esta última opción repuntó en Cartagena.



Cuarta señal.En movilidad, se registra en mayor medida en Cartagena una sustitución del uso del transporte público colectivo por el transporte informal y el privado.


Quinta señal.Finalmente, frente a 2008 bajan las calificaciones a la gestión de los alcaldes(a), salvo en Cali. Los mayores descensos se dan en Bogotá y Cartagena. Por otra parte, en Medellín el Concejo es muy bien valorado, más aún al compararlo con las otras ciudades.



Estas señales ameritan análisis de parte de las autoridades locales y también respuestas. Como dijo recientemente Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, en un foro sobre Ciudades al referirse a las estadísticas: “Algunos piensan que la meta es la recolección de información pero ese es solamente el comienzo. Analizarla y tener resultados con ella es la verdadera meta” (artículo en El Espectador, 10/10/2009).


*Coordinadora “Cartagena Cómo Vamos”
coordinacion@cartagenacomovamos.org